El Presidente es un tiempista
Cuando hace referencia al "corralito" (o mejor dicho la imposibilidad de extraer el efectivo que los ahorristas tienen en los bancos), el Presidente Eduardo Duhalde hace referencia a "una bomba que puede explotar si se la desata sin cuidado". En realidad, el país tiene varias "bombas" activadas y el momento es de una crisis sin igual. Pero a casi tres semanas de haber asumido, el mandatario ha mostrado capacidad para no caer en ansiedades que le hagan correr los riesgos de su antecesor Adolfo Rodríguez Saá.
Salir de la Convertibilidad era algo que en lo personal jamás creí que fuera posible. En un país dolarizado legalmente, pero mas que nada culturalmente, la devaluación siempre el infierno tan temido. De todas formas, cabe reconocer que algunas cosas se han manejado con mas tino del imaginado, aunque quedan resortes sueltos con muchos damnificados que probablemente se encargarán de arreglar de alguna forma. El principal es la arbitraria discriminación de los topes y calidades de los préstamos para pesificar o para dejar a la deriva de un dólar asesino. Dos millones de personas y empresas quedaron afuera de la conversión a Pesos uno a uno de sus deudas, siendo no solo individuos de un poder económico por sobre la media sino que también incluye a muchas empresas Pymes que creyeron e invirtieron. Si Duhalde habla de una "nueva alianza", la calidad de la misma empieza por estos temas.
El corralito, que lleva ese término tan vulgar como aceptado hasta por los eruditos, se ha flexibilizado bastante, aunque aún debe desatarse en aspectos puntuales para permitir la cancelación de bienes transables como coches y casas, porque las industria automotriz y de la construcción son el padre y la madre de las otras, ya que entre ellas mueven a casi 300 ramas industriales imprescindibles para una reactivación. Según fuentes consultadas, el mismo se puede abrir mucho antes de lo anunciado (marzo de 2003 para los depósitos en dólares), pero si algo no quieren en la Rosada es despertar falsas expectativas en la ya excesivamente susceptible opinión pública argentina. Si todo sale como esperan (aumento de las exportaciones, reactivación del mercado interno y ayuda del FMI mediante) podrán dar la buena nueva. Esto demuestra que el mandatario es un "tiempista", término futbolístico que se le a aquellos que saben "regular" un partido. Por eso prefirió que el fin de la Convertibilidad lo sancione el Congreso, y por lo mismo esperó la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central para poder emitir Pesos, sin apurarse a inundar el país de Lecop.
El pueblo tiene ansiedades y algunos colegas las exacerban (a veces irresponsablemente), pero el Presidente parece siempre estar un poco mas adelante del resto, aunque algunos reclamemos velocidad en algunas cosas. En un reportaje al periodista Silvestre de TN (de destacada actuación en la crisis) le espetó "yo sé concretar las cosas que indico, sé manejar el poder". Y parece que así fuera porque hoy los cacerolazos no tienen la fuerza de un mes atrás.
Tiene trabajando junto a sí a la Unión Cívica Radical, no solo con los Ministros Jorge Vanossi (Justicia), Roberto Jaunarena (Defensa) y el Presidente del Banco de la Nación Argentina (Enrique Olivera) sino con consulta permanente a Rodolfo Terragno, Raúl Alfonsín y la dirigencia bonaerense. El Frepaso "apoya críticamente", pero ha colocado a un activo Vice Jefe de Gabinete como Juan Pablo Cafiero y en la revista 3 Puntos el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Aníbal Ibarra manifestó que se siente cómodo con el "modelo Duhalde".
Por un lado, tiene a un Ministro de la Producción que encabeza al empresariado "nacional", como José Ignacio de Mendiguren (factotum de la Unión Industrial Argentina) que le preparó el camino hacia la "nueva alianza" que pretende hacer con los productores, que lo aplaudieron entre escépticos por tanta promesa anterior e ilusionados cuando les dijo "vamos a reactivar desde aquel taller que está arrumbado hasta las grandes empresas". Producir es una palabra casi permanente en su vocabulario. Y para ello necesita un sindicalismo que acompañe. Su condición de justicialista (aunque haya renunciado a todos los cargos partidarios) le da un espacio de paciencia que no tendría otro Presidente. Y esto lo explota adecuadamente, ya que con el apoyo de la Iglesia Católica y la ONU los pudo sentar juntos en la Mesa de Concertación (de la que poco se espera pero que puede ser un viraje en la historia argentina).
El tema de la urgencia social se lo ha encargado a su esposa Hilda González, que es la contracara de la frivolidad ya que conoce el tema desde raíz, ya que hizo la misma tarea en la difícil y enorme Provincia de Buenos Aires cuando su esposo (el Presidente actual) fue dos veces Gobernador. La Argentina no tiene una bomba...es un campo minado. Después de 15 días en el poder, Eduardo Duhalde parece ser un desactivador experto.
Lic Daniel do Campo Spada ©
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Enero 2002-01-19 ©