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El Nuevo Ministro de Economía (Roberto Lavagna) asume en el momento mas crítico de la transición. No solo es la última oportunidad de Duhalde sino que al no haber margen de maniobra, con su fortuna en la ejecución de los instrumentos económicos el propio Gobierno está en examen. Pero, ¿qué ocurriría si el actual mandatario dimite? Prefiero no hacer futurismo trágico...

Cuando se fue Remes Lenicov, el titular del Poder Ejecutivo tenía solo dos cartas sobre su mesa. O ejecuta una nueva política económica o presentaba la renuncia. Quienes lo conocen saben que no es un hombre de abandonar la lucha, por lo que hizo un llamado a reagruparse a su partido (Justicialista) o plantaba bandera y se iba. Los gobernadores, respondieron con una premura que jamás le prestaron, por ejemplo, a Adolfo Rodríguez Saá. Muchos de ellos (De la Sota, Reutemann y Kirchner) tienen proyectos presidenciales propios, pero saben fehacientemente que nada podrán hacer si las elecciones son en cuarenta y cinco días con un peronismo defenestrado. Su suerte va pegada a la gestión de Duhalde, aunque esta sea de transición.

En las horas previas a la crisis, Duhalde dijo bien clarito que a él no lo había votado nadie, que el suyo era un gobierno parlamentario. Una forma de decir "no me dejen solo porque prendo el ventilador". Al igual que en la películas del género "negro", varios caerían con él.

Pero también hay una realidad incontrastable y que fue lo que lo llevó al sillón de Rivadavia mas allá del apoyo parlamentario. Conduce con mano firme al mas grande los peronismos provinciales, porque mal que le pese a muchos la Provincia de Buenos Aires es en todos los aspectos un país dentro de la Argentina. Después de él, pocos (excepto algún gobernador que acepte inmolarse) tienen el aparato político suficiente para controlar la situación. Ahora encara la última parte de su gobierno, que si es exitosa termina en el 2003, pero que si no acierta concluye en apenas unos meses. Por eso, ha decidido ir con los tapones de punta y para ello buscó consenso en un plan audaz de reactivación y de "independencia" (si ello es posible) del FMI. El nuevo Ministro de Economía (Roberto Lavagna) es convocado para ejecutar un plan pre-diseñado, donde el tipo de cambio se fija por decreto, se favorecerá activamente a la producción, se agilizarán la exportaciones y se "atajará" como se pueda el derrumbe del sistema financiero. Dicho de otra forma, se buscará el salto adelante, que puede terminar en la tierra prometida o en el precipicio. Si se va a morir quiere hacerlo "en la suya". La pregunta del millón es si ahora podrá concretar la tan mentada "nueva alianza con la producción". Algo sí es concreto y se huele en las calles de Buenos Aires. Hay que acelerar, aunque ello implique estrellarnos mas rápido (o no), pero no hay mas tiempo para las medias tintas.

Lic. Daniel do Campo Spada ©
Abril 2002-04-26
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