Por Daniel do Campo Spada.
El Gobierno nacional está comenzando a sentir la presión de
los sectores dominantes de siempre, no porque se haya acabado la luna de miel
con la ciudadanía sino porque después de la sorpresa inicial,
han comenzado a rearmarse.
Siempre fui consciente de que jamás podría ver una construcción
de la misma forma que lo hace un arquitecto, ni apreciar un enfermo con la
profundidad que lo hace un médico. Por lo mismo, me creo en posición
de ver cosas que mi profesión de comunicólogo provee. Y es por
ello que en el terreno de los medios se puede decir que la derecha internacional
ha comenzado a reaccionar y empezó a darse cuenta por donde pegarle
al gobierno democrático de la Argentina.
La Cumbre de Monterrey empezó a marcar el comienzo de una nueva estrategia,
ya que un funcionario de segunda categoría en Estados Unidos, dio el
primer puntapié al decir que el "giro" del Gobierno de Buenos
Aires había disgustado bastante en la Casa Blanca. Ante la reacción
de los argentinos, solo Collin Powell salió a decir que no iba a desmentir
a su empleado. Era como decir que realmente era la opinión de Washington.
Pero mientras en nuestro país salió el Presidente Néstor
Kirchner a enfrentarlo, su par norteamericano mantuvo silencio. Cuando ambos
mandatarios se encontraron en México, en una charla de apenas quince
minutos, solo hubo algunas frases diplomáticas, un par de intercambios
de aliento y ya está. Unas horas antes, un servicial Presidente del
Fondo Monetario Internacional, al cual Estados Unidos aporta el 25 % de los
fondos, le manifestaba al sureño que estaba todo bien en la primera
revisión del cumplimiento del acuerdo firmado el año pasado.
Dos días después de encontrarse con el ex alcohólico
representante norteamericano, suspendía "por problemas de agenda"
su visita a Cuba. En el ambiente se huele que ya no hay la misma fuerza en
la posición equidistante hacia el cuestionamiento de la presunta violación
de los Derechos Humanos en la isla. El canciller Rafael Bielsa se siente incómodo
porque el titular del Poder Ejecutivo puede llegar a trastocar su diseño
de política exterior independiente.
Previo al viaje a España, un pequeño país del sur europeo,
aliado de los Estados Unidos (fue el primer país en apoyar el golpe
de Estado en Venezuela y el tercer aliado junto a Gran Bretaña en la
invasión a Irak), el Fondo Monetario Internacional puso nuevamente
en duda lo mismo que había afirmado un tiempo atrás. ¿Acaso
era una presión a la delegación argentina, que si se manifestaba
dura con los hispanos encontraría una reprimenda con el FMI? Por supuesto
que un pequeño grupo sabrá la respuesta definitiva y verdadera
a ello. Lejos de la dureza, fueron todo mieles con los empresarios de la península,
que entre abrazos y agasajos prometieron aumentar las inversiones en nuestro
país. Telefónica, dijo adelantar u$s 2.000 millones en reformas.
BAN, del sector gasífero otros u$s 500 millones y la petrolera Repsol,
los siempre anunciados u$s 5.000 millones. ¿Alguien puede creer que
todo esto puede llegar a ser gratuito? ¿A título de qué
no se lo han facilitado al inocuo Ricardo Lagos en Chile o al incondicional
Jorge Batlle en Uruguay? El propio Alejandro Toledo, afín al Primer
Ministro español José María Aznar necesitaría
todo esto en Perú. ¿Y Uribe en Colombia? Muchos partidarios
de los gobiernos adictos latinoamericanos necesitarían la inversión
que hoy recibe un país "peligroso" para sus intereses. No
olvidemos que para los españoles somos aquellos que declaramos en default
los bonos con los cuales especularon suculentamente durante los 90 y el temor
de una política independiente en un segundo "eje del mal"
encarnado en Kirchner por nuestro lado, mas Lula por Brasil y Chávez
en Venezuela.
Los sectores dominantes externos se han quedado sin agentes en la política
nacional. Caído en desgracia Carlos Menem, que probablemente no vuelva
al gobierno en elecciones libres, apostaron pólvora en chimangos y
se encuentran sin un sucesor. El riojano, hoy acorralado por la justicia en
las denuncias de corrupción que comienzan a tomar fuerza de verdad
hasta en Suiza, fue el máximo exponente del trasvestismo político.
Llegó al poder en un partido nacional y popular e instrumentó
la política liberal mas rancia jamás aplicada. La derecha llegada
con él al poder.
Fernando De la Rúa no pudo mantenerse por sus propias incapacidades
y porque la ambigüedad entre él y su alianza terminó por
voltearlo. Desde ese momento, la derecha no ha encontrado piso en su caída
sin igual, que la devuelve al ostracismo habitual que siempre tuvo en democracia.
Ni los experimentos fallidos de López Murphy, Patricia Bullrich o Mauricio
Macri pudieron devolverla al poder. Y entonces retoma su canal histórico
que es el de la presión externa, en un país vulnerable en ello
dado el alto endeudamiento existente (que abultaron los propios gobiernos
cercanos a Washington como los de Videla, Viola y Galtieri en una época
y Menem y De la Rúa en otra).
El contragolpe llega ahora desde algunos medios, como es el caso de dos de
las cuatro radios mas escuchadas en Buenos Aires, junto a un grupo de cuatro
diarios (uno de ellos con proyección nacional y centenaria). No pueden
construir un líder, ya que incluso el gobernador neuquino Jorge Sobish
estaría muy lejos y entonces apelan a destruir la imagen de Kirchner.
Para eso, en los próximos meses aumentarán la presión
externa ("efecto desgaste"), para darle pasto a los colegas que
editorializan permanentemente la desesperanza. En el plano interno, la inseguridad
y los piquetes pueden ser alimentados artificialmente para aumentar el descontento
o directamente la apatía, porque con un Presidente con casi 60 ó
65 % de imagen positiva cerca de su primer año de gestión, con
una "luna de miel" que se alarga mas de lo que indica la teoría,
lo que sigue es destruir lo mas fuerte de Kirchner, que es su imagen ante
la ciudadanía.
Si los asesores gubernamentales no se duermen en los laureles, deben prepararse
para generar estrategias novedosas que sorprendan a sectores acostumbrados
a torcer la opinión pública.
Enero 2004-01-31 ©