Por Daniel do Campo Spada.
En las últimas horas, la Bolsa de Comercio de Buenos Aires ha bajado
casi 8 %, completando tres descensos en cuatro ruedas. La noticia de otras
dos inhibiciones ante bienes del Estado argentino a pedido de tenedores privados
de bonos de deuda en los Estados Unidos, genera en los inexpertos cierta incertidumbre
que dispara temores en la opinión pública. Pero, a fuerza de
ser sinceros, no hay peor cosa que hablar delante de quienes no entienden
ciertos tiempos y mecánicas. Con cada golpe de pánico, los inversores
nuevos (generalmente pequeños) se desprenden de tenencias (bonos, acciones,
etc) a precio de remate, que los mas expertos (generalmente mas grandes) aprovechan
para comprar. De esa forma, a sabiendas que el acuerdo esta próximo,
generan un pánico previo para favorecerse con la recuperación.
La reunión con el Fondo Monetario ha sido muy positiva y eso no lo
niega nadie que esté bien informado. Pero el temor debe ser mucho para
que en pocas horas los temerosos dejen todo en su huída. De esa forma
se completaría otra importante transferencia como la que ocurrió
cuando se salió de la convertibilidad.
El acuerdo con el FMI, la aprobación del segundo tramo, es un hecho.
El problema pasa porque el G-7 (Grupo mas poderoso de países del mundo)
presiona para que se mejore la oferta con los tenedores privados, ya que no
solo accionarían contra el Estado argentino, sino que para peor para
ellos, contra sus bancos, que fueron los colocadores de esos papeles de deuda.
En el Ministerio de Economía de nuestro país, ya hay una propuesta
alternativa que ofrecer nuevos bonos de reemplazo, atados al crecimiento del
país, algo que al calor de los pronósticos optimistas los haría
fuertemente rentables.
Por eso, al igual que una movida de ajedrez, en el que los maestros expertos
trabajan dos movidas adelante, con estas nuevas inhibiciones (contra la residencia
del agregado naval en Maryland y otra vivienda en Columbia), los fondos buitres
volverán a concentrar deuda para negociar desde mayor fuerza y no desde
la atomización actual de acreedores privados.
Por eso, vivir la realidad económica al minuto, en una guerra de desgaste
prolongada, es no saber jugar ajedrez y encaminarse a perder el partido. El
Gobierno argentino tiene background para el match, pero la opinión
pública no debe salir corriendo en algo que va por los canales normales.
Quietud y tranquilidad, porque vamos bien y estamos mejor.
Febrero 2004-02-11 ©