Por Daniel do Campo Spada.
El
Presidente Néstor Kirchner llevó a puerto su decisión
de mover la candidatura de su mujer, la Senadora Cristina Fernández,
quien encabezará la lista de su partido neo peronista Frente por la
Victoria. De esta manera corta sables contra quien lo ayudó a llegar
a la presidencia, el ex mandatario Eduardo Duhalde, quien impulsó la
de su propia esposa, la Diputada Hilda González. En la estrategia oficial
siempre ha estado el conflicto como medio de revalidarse permanentemente,
apoyada en la buena imagen del titular del Poder Ejecutivo. Pero esta es la
primer lucha hacia adentro.
Kirchner
es atropellado en sus emociones y ello le ha jugado mas de un problema doméstico
en su provincia (Santa Cruz). En el gobierno nacional le viene saliendo bien
gracias a la diferencia de aceptación en la opinión pública
que siempre tiene contra sus oponentes. El haber llegado sin que Carlos Menem
se presente al ballottage lo dejó en una situación de necesidad
permanente de demostrar que la gente está con él.
Pero no siempre se puede estar en la tribuna, ya que comienza la última
parte del mandato, y a medida que la gente se aleja de la inestabilidad del
2001, empieza a exigir con mayor presión. A partir de ahora le van
a exigir gestión y al ser las energías escasas deberá
elegir hacia donde las dirige.
Por ello no entendemos la necesidad de entrar a sangre y fuego
en el distrito bonaerense con la candidatura de su esposa. Aunque la imagen
de la bonaerense devenida en senadora santacruceña es buena, nadie
puede asegurar que Chiche Duhalde le haga mucha fuerza y termine mostrando
las limitaciones del gobierno. En el primer distrito del país, Kirchner
eligió al gobernador Felipe Solá como aliado. Es sabido que
el ex funcionario de Menem no goza ni de simpatía en la ciudadanía
ni de estructura. Dicho de otra forma, deberá poner él el cuerpo
a una interna indirecta que se presenta compleja. ¿Qué
ocurrirá si el resultado es mas parejo de lo que suponen en la Casa
Rosada? No solo debilitará al Primer Mandatario sino que permitirá
hablar de un partido oficialista bifronte.
Una fuerte hipótesis es que Kirchner se la juega definitivamente a
derrotar al único que puede hacerle fuerza, apostando fuerte. El peligro
es que Eduerdo Duhalde no solo ha logrado encauzar nuevamente al país
sino que sabe perfectamente cómo se juega el juego del territorio que
caminó todo el tiempo. Los equipos de campaña duhaldista tienen
flancos débiles para explotar en Cristina Kirchner, tales como que
es una bonaerense que se fue, que mira todo desde la capital y que baja a
la Provincia solo para arrebatar una senaduría nacional. De hecho,
con la inscripción de la candidatura en el muleto Frente
por la Victoria muestra en el Presidente cierta precaución a adelantar
la mas peligrosa de las batallas.
En realidad no deberíamos sorprendernos porque el presidente siempre
jugó así, pero su investidura nos obliga a recordarle que por
sobre todas las cosas debe conservar el manejo del país por sobre sus
espacios de poder partidarios.
Julio 2005-07-02
Daniel do Campo Spada (C)