Por Daniel do Campo Spada.
En las últimas horas, desde fuentes periodísticas norteamericanas
se dieron a conocer informaciones que, de ser ciertas, son harto preocupantes.
Aparentemente tropas de Brasil estarían ingresando a sangre y fuego
en los barrios de Haití en los que presumiblemente se ocultan mafiosos.
Mas allá de la gravedad que esto implica, no es casual que la inminencia
que la Cumbre de las Américas es un componente previo para la difusión
de esto.
Cuando en Noviembre los mandatarios del continente se encuentren en Mar del
Plata, el repudio de la opinión pública del continente estará
puesta en la política destructiva que George W. Bush promete al mundo,
donde las atrocidades de Irak son el símbolo del presente siglo. Si
la mirada se dirige hacia adentro, los republicanos no podrían dar
explicaciones correctas a los atropellos que se están cometiendo en
Colombia, donde de la mano de un Presidente amigo de Washington
se violan día a día los Derechos Humanos mas elementales.
Una de las técnicas de comunicación mas usadas es la de la contra-información,
en la cual los norteamericanos son expertos. De allí su intento de
demonizar a Hugo Chávez (apoyado por la mayoría de la población
venezolana) para contrarrestar al mandatario bogotano Julio César Uribe,
quien llegó al poder de manos de los paramilitares sostenidos por la
Casa Blanca. En esa lógica, impulsará los fantasmas de la Triple
Frontera y ahora el del supuesto imperialismo brasileño.
Brasil es quien mas desvela a Estados Unidos. Las dimensiones del gigante
sudamericano, junto a una cultura nacional de que ellos son una potencia,
convierte a los vecinos en eternos partners de la superpotencia
mundial. Si a eso le agregamos que Luis Ignacio Lula Da Silva integra lo que
consideran en el Departamento de Estado parte del eje del mal que también
integran Fidel Castro y Chávez, la mesa está servida.
A nuestra mesa de redacción llegan estas informaciones, que aunque
creíbles, despiertan sospecha en cuanto al dimensionamiento que se
le está dando. ¿Es lo mismo intentar pacificar a un vecino Haití
que invadir a un lejano Irak?
Haití es el país mas pobre del continente americano, con una
historia política anárquica, problemas étnicos graves
y una total carencia de infraestructura social. No hay hospitales, pero tampoco
hábitos de higiene. Algunas ONG que intentan recrear la cadena productiva
se encontraron con el problema de personas que en 30 años nunca ha
trabajado, y que incluso les faltan pericias mínimas indispensables,
como puede ser el hecho de manipular herramientas elementales. El haber sido
el primer país del subcontinente que logró su Independencia
fue el comienzo de un derrotero de desaciertos entre minúsculas clases
dominantes y mayorías en condiciones miserables. Dictaduras de distinto
pelaje (aunque la mayoría sostenidas por las metrópolis de Occidente)
y un lugar incierto en el concierto de las naciones, hacen de este territorio
un sector dejado de la mano de Dios. En Haití no hay Estado. Las bandas
o pandillas de delincuencia organizada cumplen ese rol, ante el horror pasivo
y resignado de sus habitantes.
Irak, en cambio, era un potencia petrolera con un alto desarrollo científico.
Con un dictador como Sadam Hussein, sostenido por Estados Unidos, frenó
durante una década al poderoso Irán y pudo contener a una coalición
de veintinueve naciones en el 91. Sin otro elemento mas que el de una falsa
información, como fue el de las inexistentes armas de destrucción
masiva, una década después se lo invadió a sangre y fuego,
sumiendo a la pobreza total a una población con alta preparación
técnica, progresista organización civil y abundantes recursos
naturales. Hemos hablado en reiteradas oportunidades de lo que ese país
ha significado para la cultura de la humanidad, por lo que no vamos a redundar
ahora en comentarios. Ese pueblo tuvo la desgracia de estar viviendo arriba
de la mayor reserva de petróleo en el mundo, lujo que el gendarme mundial
no le ha permitido. Ahora, las empresas anglo-norteamericanas expolian ese
territorio sin ningún pudor.
Cuando alguien pregunta sobre como esconder un elefante, la respuesta es entre
cientos de elefantes y esto es lo que el aparato propagandístico
ha comenzado a hacer ante la inminencia de la próxima cumbre. Si varios
de los asistentes cometen atrocidades contra la libertad y los derechos humanos,
nadie podrá recriminarle nada a nadie.
Ello no quita que debamos estar atentos a que en medio de tareas de reorganización
de un país vecino, tanto Brasil, como probablemente la Argentina o
Uruguay, que también participan de esa misión militar puedan
estar cometiendo en contra de la dignidad humana.
Agosto 2005 ©