Por Daniel do Campo Spada
BUENOS AIRES.- Néstor Kirchner se jugaba su legitimidad. La misma
que la huída en el ballottage de Carlos Menem no le permitió
tener. Desde allí quedó con el síndrome de ser el Presidente
menos votado en la historia argentina moderna. Con un 22 %, era superado incluso
por el radical Arturo Illia (24 %, con un justicialismo proscripto). El triunfo
de sus candidatos directos e indirectos le deja un amplio margen de maniobra
y liderazgo en la opinión pública que deberá aprovechar
en la segunda parte de su mandato.
La batalla de las batallas se libró en la Provincia de
Buenos Aires, donde con la candidatura a senadora de su esposa Cristina Fernández
derrotaba a la esposa del único que le podía hacer sombra en
el Justicialismo. Duhalde lo ayudó a llegar dos atrás y por
eso muchas veces debió actuar su independencia hacia el ex mandatario,
hasta el extremo de pelearle su propio territorio. Allí no pecó
de purismo de nueva política y recuperó los viejos
métodos del peronismo clientelista repartiendo mucho del poder actual
del Estado, regalando obras y electrodomésticos en los partidos sensibles
al momento de abrir las urnas. Muchos dirigentes (algunos impresentables),
incluidos varios intendentes ex duhaldistas y hasta el débil gobernador
Felipe Solá fueron sus caballitos de batalla, a los que probablemente
se incorporen los que estaban del otro lado. El limbo
que significa la denominación Frente para la Victoria permitió
incluso que algunos intendentes no peronistas como Sabatella en Morón,
apoyaran incluso la candidatura cristinista. Kirchner es frío y no
anda con sentimentalismos al momento de manejar el poder, por lo que no dudó
en destruir a quien le tendió una mano para pasar de la Patagonia a
Buenos Aires.
En la Ciudad de Buenos Aires, los resultados son mas que interesantes, ya
que a pesar de la derrota ante el macrismo (34 %) y el partido de Elisa Carrió
(21 %) logró devolver al neo justicialismo al 20 % (cifra base histórica
del peronismo porteño) con un Rafael Bielsa que abrió una brecha
importante en el progresismo de la Capital.
En Córdoba, sumó a dos puntas, ya que tanto el Gobernador José
Manuel De la Sota (38 %) como el intendente Luis Juez (25 %) se manifiestan
kirchneristas, por lo que obtuvo los dos primeros puestos ante una ausencia
notoria del radicalismo (18 %), otrora partido mediterráneo dominante.
De los nueve diputados nacionales que salen de allí, siete adhieren
al Gobierno nacional.
En Santa Fé las cosas no fueron fáciles, ya que la creciente
figura del socialista Hermes Binner (43 %) nacionalizó su figura. Aunque
el Frente Progresista se ilusiona con la Gobernación dentro de dos
años, la repercusión de su triunfo lo ha instalado a nivel país,
por lo que no es extraño que deba subir la apuesta de cara al 2007.
El kirchnerista Agustín Rossi (23 %) no pudo contra la imagen que la
izquierda está dando en su capacidad de gestión de la Ciudad
de Rosario (la más importante de la provincia). Acaso sea esta la próxima
batalla de las batallas.
La revancha por aquella imposibilidad de ganarle en las urnas a Carlos Menem
(39 %) la tuvo al impulsar al Gobernador Angel Mazza (52 %) en La Rioja. Le
hicimos perder el invicto, festejaban en la Casa Rosada. De todas formas,
el ex mandatario estará en Buenos Aires usando la banca se Senador
por la minoría.
En Catamarca derrotó (36 %) no solo a Luis Barrionuevo (27 %) que lo
toreó toda la campaña sino que además se impuso ante
el progresismo radical del Frente Cívico (33 %). Aunque cada uno se
lleva un diputado nacional, el resultado final es un mensaje a aquellos punteros
de la vieja política que se jactaban de tener territorios propios por
más pequeños que estos fueran.
Triunfos contundentes en Jujuy (47 %), Salta (35 %), Tucumán (65 %),
Santiago del Estero (71 %, en alianza con el radicalismo enfrentando al peronismo
juarista), San Juan (50 %), Entre Ríos (46 %), Misiones (79 % con dos
listas), La Pampa (35 %), Río Negro (44 %), Chubut (52 %), Tierra del
Fuego (33 %) y en Santa Cruz (51 %, donde la candidata fue su hermana Alicia
Kirchner, actual Ministra de Acción Social), tapan las derrotas en
solo seis distritos.
La oposición, mas allá de los comentados párrafos arriba,
le abrió las puertas al radicalismo (Chaco 56 %, Corrientes 33 % y
Mendoza 32 %). La derecha ganó, además de en Capital, en Neuquén
(48 %), desde donde Jorge Sobish ya se ha lanzado a las presidenciales de
2007.
La Cámara baja pasará a tener como primera minoría al
kirchnerismo (123 bancas) contra el radicalismo (40), el duhaldismo (20) y
el ARI (10). Quedan 64 diputados nacionales que podrían armar grupos
no superiores a los 10, como sería el caso de un bloque social-progresista,
que sería fundamental al momento de obtener quorum.
En el Senado, en cambio, tendrá mayoría propia (43) contra el
radicalismo (13), justicialistas disidentes (3) y los provinciales dispersos
(13).
De cara a los resultados, Néstor Kirchner ha sumado poder y legitimidad,
siendo esto último lo más importante de cara a la última
mitad de su gestión. Podríamos decir que recién cuatro
años después del descalabro institucional del 2001, un primer
mandatario tiene el control de la política. De allí a que eso
se convierta en gestión efectiva es un interrogante a resolver.
Octubre 2005-10-27 ©