Por Daniel do Campo Spada.
Que Roberto Lavagna había cumplido un ciclo estaba de manifiesto
en mas de una actitud de incomodidad con el resto del Gabinete e incluso con
el propio Presidente Néstor Kirchner. Pero también era cierto
que lo acertado de su gestión implicaba mucha preocupación para
dar por cerrado el exitoso ciclo.
Repasemos un poco la historia.
Lavagna era el último mohicano de la administración de Eduardo
Duhalde, y Kirchner se consolidó en las encuestas presidenciales del
2003 cuando anunció a los cuatro vientos que lo ratificaría
en el cargo. Hasta aquí, un matrimonio por conveniencia, al igual que
el que el patagónico tuvo con el último mandatario. Pero de
la misma forma en que se acabo uno de los matrimonios, el otro también
sufrió. Durante la campaña reciente, el economista fue el único
Ministro que no asistió a ninguno de los actos.
Después de los comicios, con un Presidente fortalecido en todos los
frentes, empezó a quedar cada vez mas aislado, incluso con Ministros
menos visibles pero muy poderosos dentro del actual gobierno, como es el caso
de su ex par de Infraestructura Julio De Vido. La denuncia de cartelización
en proveedores de obras públicas era un pequeño dardo hacia
el que había autorizado esos emprendimientos sostenidos por el Estado.
Si había un momento para poder reemplazarlo, este era el adecuado,
y el primer mandatario no lo dejó pasar. ?
Noviembre 2005-11-28 (C)