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Discurso del 25 de Mayo

Por Daniel do Campo Spada.

Cada vez que un acto patrio se pone ante nosotros en el calendario retomamos los típicos discursos armados -incluso, algunos de ellos pueden obtenerse en internet perfectamente escritos para poder repetirlos-. Los colores de la Patria flamean por todos los rincones y con fría parsimonia generan la plena identificación de un día distinto. Para algunos queda en el asado con el entorno cercano y para otros como la oportunidad para poner la casa al día. Otros tantos despliegan publicaciones coloridas y algunos menos disfrutan de algún programa alusivo en el canal oficial.
Pero... ¿tratamos en algún instante ubicarnos en la época en la que sucedieron los hechos de 1810 ? Para los presentes hoy es fácil saber de qué lado hubiéramos estado en esos acontecimientos. Nacimos con la historia escrita con casi dos siglos de distancia, siempre hemos conocido una bandera, un himno y un mapa que ya hemos incorporado como parte de nuestra existencia. En apenas unos días la magia del fútbol nos llevará nuevamente a tiznarnos las caras y vestir la casaca del seleccionado nacional. Cualquier desafortunado hecho con algun país despierta en nosotros el nacionalismo.
Lejos de achicar, las condiciones de la gesta de mayo se agranda en valentía y coraje ya que nada estaba allí como está ahora. Ninguno de aquellos vecinos que participaron en el Cabildo tenía idea de lo que era un argentino y mucho menos de qué bandera debía poner en la ventana. Debemos agredecer que pudieron construir de la nada, pero al mismo tiempo se nos plantea a nosotros el desafío de seguir haciéndolo. Aquella separación de la metrópoli imperial que costó tantas guerras (porque en 1810 recién empezaba un proceso que duró varias décadas) y tantas vidas truncadas nos obliga a no entregarnos mansamente a un orden internacional que a todas luces se presenta como injusto.
Ellos dieron “ese primer gran paso” desde el cual nos quedan deberes. Los sueños de algunos integrantes de aquellos cabildos no incluían niños con hambre, familias durmiendo en la calle, barrios inmersos en la marginalidad... Como argentinos y como cristianos, esto recién empieza y mas que un festejo los invito a que nos “arremanguemos” y empecemos a trabajar que todavía nos queda mucho por hacer.

Mayo 2006-05-19 ©


 

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