Tema del año de ECO Informativo DigiTAL
LAS GUERRAS
YA NO SE GANAN.
Por Daniel do Campo Spada
En
Irak, Estados Unidos tiene desplegados casi medio millón de soldados
y otros cien mil contratistas privados, en tanto que en Afganistán
los doscientos mil no logran contener después de cinco años
a algunos miles de talibanes. Israel ocupa Palestina e invadió El Líbano,
del cual debió retirarse antes de que la derrota sea por estancamiento.
En la selva colombiana, Uribe desplegó casi cien mil soldados y no
pudo anvanzar ni un kilómetro. En el 2006, que se llevó a Pinochet,
Stroessner y Hussein, el tema ha sido el estancamiento de las soluciones militares.
Desde Vietnam que las grandes potencias no chocan contra la imposibilidad
de la solución militar.
Fidel Castro repite en cada micrófono que se le abre que el tiempo
de las revoluciones con armas ha pasado. Como poseedor de la sabiduría
que le da el haber sido un referente de la historia, es consciente que el
avance tecnológico haría imposible que un grupo de entusiastas
mal entrenados y pobremente equipados pudieran obtener una victoria en el
plano militar. El baño de realismo en los campos de batalla lo dió
la Argentina cuando perdió la guerra de las Malvinas frente a Gran
Bretaña. Las bravuconadas de nuestros militares no sirvieron de nada
ante aviones de despegue vertical, trajes con calefacción y visores
nocturnos. De allí en más, se supo que la última derrota
que el imperio anglosajón-norteamericano iba a tener era la humillación
de Ho Chi Min en su tierra vietnamita. Como si fuera un trágico partido
de básquet, ya no hay sorpresas. Cuando las tropas de Bush empezaron
la invasión de Irak, un país que tenía uno de los ejércitos
mas poderosos de Medio Oriente, se sabía que Washington no podía
perder. De todas formas, a tres años de la ocupación, algo nuevo
se plantea en las mesas de análisis.
Un tribunal sospechado, impuesto por un gobierno títere, ejecutó
al sangriento Saddam Hussein en la horca. Pocos días antes, la comisión
que dirige James Backer (Partido Demócrata) le recomendaba al ex alchólico
George Bush (h) que de alguna forma debían retirarse de Irak, ya que
no hay salidas fáciles. Para obtener una victoria definitiva en el
plano militar (ya murieron 600 mil iraquíes, por bombas, desatención
médica o ejecuciones sumarias) se precisa duplicar la actual dotación
de medio millón de soldados, con un gasto que supera todo lo imaginado.
Una fuerza local no podría bajar del millón y medio de uniformados.
El clima de agitación interno, con la luchas sectoriales entre sunitas,
chiítas y kurdos se ha agravado desde la presencia extranjera. España
y Polonia se retiraron de la coalición inicial y Gran Bretaña
está camino a reducir su presencia. A pesar de las violaciones a los
Derechos Humanos en las cárceles, de las cuales las fotos de humillación
de Abu Graib dieron la vuelta al mundo buscando amedrentar, los conflictos
tribales son la excusa que los medios periodísticos dan para disimular
lo que verdaderamente es un repudio al foráneo. No hay territorio en
el mundo mas inseguro que Bagdad. En cualquier momento puede explotar un vehículo
o caerse un edificio al paso de un conwoy estadounidense. La gente esquiva
a esos símiles de robocop porque son blancos en movimiento de los que
conviene estar lejos.
Donald Rumsfeld, ex Secretario de Estado de Estados Unidos fue la única
cabeza que rodó después de que los republicanos perdieran las
elecciones de medio término. En su foja de servicio no solo estaba
la guerra inconclusa de Irak, sino el franco retroceso de la invasión
a Afganistán, donde unos miles de barbudos mal entrenados ganan día
a día poblaciones desde el sur escondiéndose en las aldeas que
no saben de los progresos tecnológicos de la primera potencia del mundo.
Los barones de la guerra, con ejércitos casi privados, comienzan a
ganar espacio contra un invasor que no termina de adaptarse al terreno y que
para peor empieza a sufrir en todos sus destinos el síndrome del destierro
(que ha ya provocado cerca de 5 mil intentos de suicidio entre los propios
soldados de la Casa Blanca).
Israel, una de las potencias militares (la sexta en el ámbito mundial
y la mayor de la región) de Medio Oriente lleva casi seis meses en
Palestina. Cortó los suministros básicos, la atención
sanitaria, la cadena de comercialización de alimentos, encarceló
a medio gabinete y boicoteó al gobierno de Hamas (elegido democráticamente)
y sin embargo no puede enviar una patrulla por las calles de Gaza y Cisjordania
sabiendo que corre riesgo de no retornar. A pesar de su violencia con la población
civil, de la que no distingue ancianos y niños, los soldados judíos
se muestran temerosos cada vez que bajan de uno de sus carros blindados. Prefieren
orinarse encima antes que descender hacia un baño o la misma calle.
Los palestinos ni siquiera tienen fuerzas armadas, y aún así,
a pesar de ocupar el territorio, los hebreos no pueden jactarse de controlar
al país invadido.
En la última parte del año avanzó sobre El Líbano,
al que le destruyó no solo su capital Beirut sino el 80 % de su infraestructura,
desplazando a casi un millón de personas que se quedaron sin hogares.
En nuestras páginas, al igual que en sitio de TV Mundus (www.TVMundus.com.ar)
se enumeraron las masacares mas viles que se hayan conocido contra familias
enteras totalmente indefensas. Sin embargo, después de un mes, desde
Washington buscaron desesperadamente cubrir elegantemente lo que fue retirada
de los israelíes, ya que se encontraron que la guerra no iba a tener
fin. Muchos creen que la intención verdadera era sacar del camino a
un verdadero competidor comercial como eran los libaneses, mucho mas cosmopolitas
y mejor vistos por árabes y europeos. La necesidad de ser la potencia
económica de la región los llevó a la aventura militar
que luego ganó el repudio del mundo entero. La tapa de ECO Informativo
DigiTAL n° 20 fue significativa cuando decía Israel perdió
la guerra.
En Colombia, el Presidente Julio César Uribe movilizó sus tropas
hacia la selva para derrotar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC), que tienen casi el 40 % del territorio con un administración
autónoma y un desarrollo independiente. A pesar del triste promedio
de 20 mil muertes anuales que ese país registra entre las víctimas
por arma de fuego en el plano geográfico no ha cambiado nada. Cabe
agregar que en el marco del Plan Colombia, las tropas gubernamentales tienen
cinco mil asesores norteamericanos que comandan patrullas y escuadrones
de la muerte, logística y contrainformación, con dudosa suerte.
A pesar de su presunta presencia en el territorio sudamericano destinada a
combatir a los carteles del narcotráfico, nunca es ametrallado ningún
avión que transporte droga hacia Miami (puerta de entrada a la potencia).
Estos ejemplos ponen de relieve que a pesar del exagerado poder de fuego que
las armas bélicas tienen hoy en día, nadie muere dos veces y
que los pueblos, por el contrario, no mueren cuando cae uno de sus integrantes.
Cuando hay poco para perder el temor tampoco juega un rol. Dicho de otra forma,
las soluciones militares parecen estar en crisis como paradigma de la resolución
de conflictos.
Enero 2007-01-03 (C)