Por Daniel do Campo Spada.
La
elección presidencial de 2007 tuvo varias particularidades que la distinguen
de las anteriores desde el regreso a la democracia. No tuvo ninguna sorpresa
y por otro lado es la primera vez que una mujer (Cristina Fernández
de Kirchner) alcanza la Primera Magistratura seguida de otra mujer (Elisa
Carrió). No hay que olvidarse que la Argentina acaba de designar a
la Presidenta del Bicentenario de 2010. La derecha hizo una muy floja elección
aún en su reducto porteño, donde el macrismo bajó del
58 al 9 % aún antes de haber asumido el control de la Ciudad. En la
Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli asume con mas votos que la propia
Primera Dama electa.
La campaña de Cristina Fernández tuvo todas las características
de las de un jefe de gobierno en ejercicio. En las giras internacionales era
recibida por los Jefes de Estado y argentinos notables en el exterior y en
la Argentina apenas si recibió a dos canales en el último día
antes de la veda electoral. El triunfo seguro le quitó el matiz de
la incertidumbre pero al mismo tiempo le restó los matices de los debates
y la confrontación de ideas. Una gestión exitosa de su esposo
(Néstor Kirchner) le abrió las puertas a un triunfo muy tranquilo.
El mandato es conservar las polìticas en derechos humanos, fomento
a las pymes, fortalecimiento de las relaciones con Hugo Chávez y el
Mercosur y el freno a las antiguas clases poderosas.
Elisa Carrió, que no ha dudado de virar de un progresismo ético
a un misticismo peligrosamente derechizado, equivalente a su migración
del Chaco a la zona norte de la Capital Federal. Aunque pregona el republicanismo
se queda en un autoritarismo con la connivencia de los medios de comunicación,
sobre todo aquellos que desesperadamente buscan un representante de la élite
económica con diversa suerte. Lilita, como la llaman, llega
apenas un poco más lejos que Lavagna, Macri o De Narváez.
Lavagna se convirtió en el Luder del radicalismo y no solo
por su origen peronista sino por el perfil de candidato frío, excesivamente
técnico. Son escasas las posibilidades de que pueda hacer una construcción
a futuro a pesar de su 15 % en las urnas.
Fernando Pino Solanas llegó a un escaso 3 %, dejando el
sabor amargo de las cosas hechas con apuro, ya que su candidatura apenas si
se oficializó unos días antes del cierre de los plazos legales.
Es el símbolo de una izquierda que sigue dispersa electoralmente a
pesar de los miles de organizaciones que han logrado concretar en los últimos
años en temas de vivienda, educación, salud y cooperativas de
trabajo. Otra lección de una asignatura que no se aprende.
Ahora todo debe calmarse y empezar a analizar tranquilos lo que viene...
Octubre 2007-10-28
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