Por Daniel do Campo Spada.
Hace minutos, tras un
empate en 36 votos, el Vicepresidente Julio Cobos, como Presidente de la Cámara
Alta votó en contra del gobierno que lo llevó hasta ese lugar
y le dió un triunfo histórico a la derecha al voltear la Ley
de Retenciones, que logró poner en peligro la institucionalidad. Instantes
después, en el barrio norte y los sectores acomodados festejaban muy
bien acicalados, en lujosos autos y probablemente hoy se tomen el día
libre. En los barrios pobres de las ciudades, donde se quedaron dormidos en
la madrugada pensando en un ajustado triunfo de la democracia, se levantan
testigos de la traición y tienen que ir a trabajar. Mas que nunca,
porque será muy difícil ahora pagar la mesa cotidiana. ¿Cuanto
era el kilo de lomo? ¿De que lado estaría Cristo?
De esta forma, el sector terrateniente ganó. La fuerza del dinero se
impuso una vez más con una traición de madrugada. ¿Por
qué la maldición de los vicepresidentes se repite ad infinitum?
Ahora vienen por más. Atacar a la democracia que les resulta tan incómoda
quizá sea uno más de los pasos.
JULIO 2008-07-17
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