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SOMOS TODOS INDIOS

Por Daniel do Campo Spada

Cuanta indignación, cuanta vergüenza humana da cuando las cámaras, las radios y los diarios nos acercan los testimonios de lo que un grupo racista de civiles blancos están realizando en la hermana República de Bolivia. La clase europeizada de la Media Luna y un grupete de mestizos que no saben ni donde están agreden desde hace siglos a la mayoría nativa, aborigen. En los últimos días, impulsados por el ex Embajador de Estados Unidos Philip Goldberg han masacrado a casi cincuenta personas y heridos a más de doscientos. Ponen al país al borde de la secesión y la guerra civil, con la clara intención de entorpecer definitivamente la primera revolución pacífica que está sacando a la potencia energética del atraso vil al que estuvo sometido desde la conquista española.
Los Prefectos (gobernadores) opositores desafiaron a Evo Morales a un plebiscito revocatorio, pero el tiro les salió por la culata. Tres años de gestión en los que las minorías sumergidas empezaron a ver atención médica gratuita, rentas a los jubilados, subsidios a la educación, alfabetización masiva, recuperación de la riqueza energética en manos del Estado y planes de inclusión y restitución de tierras a los aborígenes le dieron un triunfo más resonante que el del comienzo de su gestión. De un 51 % original pasó al 67 %. Y el crecimiento fue sostenido en todas las Prefecturas opositoras, aún a pesar del bombardeo informativo de los medios de comunicación sostenidos por USAID (Organización norteamericana para estatal destinada a sostener infiltraciones en países democráticos). Incluso en Pando, que es donde se están dando las matanzas mas grandes en estos días, obtuvo el 51 % de la voluntad popular.
Cuatro individuos, Brando Marinkovich (ligado a sectores separatistas de Europa central ligados al tráficos de armas y personas, empresario sojero), Carlos Dabdoub (con aceitados contactos con sectores menemistas y del paraguayo Lino Oviedo, quienes en estos días planeaban un golpe de Estado contra el flamante Presidente de Paraguay Fernando Lugo), Pablo Kinsky (empresario de la industria que tiene planes conjuntos con USAID), Pablo Kinsky (empresario industrial) y Rubén Costas (Prefecto de Santa Cruz y empresario ganadero), son la cabeza visible de un complot que tiene su brazo armado en la orgnización delincuencial denominada Juventud Cruceñista. Esta última está compuesta por hijos de las clases acomodadas, generalmente blancos que concurren a universidades privadas y que profesan una ideología racista filonazi. En actos públicos, al igual que Costas, al Presidente Evo Morales le dicen “macaco, demonio, animal, indio, etc” bajo cualquier circunstancia que se los permita. En reiteradas ocasiones apalean a transeúntes inocentes que pasan por las calles de su región. ¿Cuál es el pecado de las víctimas? Tener cara de indígena, apellido aymara o llevar camisa celeste (asociada al oficialismo).
El ex Embajador Goldberg mantuvo largas reuniones en las últimas semanas en las que habría coordinado las acciones de desestabilización, tras la derrota sufrida en las urnas. El crecimiento de la agitación fue coordinado desde la propia embajada en reuniones que mantuvo con los Prefectos de Santa Cruz y de Chuquisaca (Savina Cuéllar, ex oficialista que ahora se ha enriquecido inexplicablemente). Cortes de ruta, manifestaciones públicas, agresión a periodistas y medios de prensa independientes (en las últimas horas agredieron las oficinas de Radio Patria Nueva y quemaron las antenas de Canal 7), toma de casi medio centenar de oficinas nacionales en las Prefecturas de Pando, Beni, Santa Cruz y Chuquisaca. Los antecedentes del diplomático no tendrían ni que haber permitido su acreditación, ya que fue el factotum de la separación de Kosovo (independencia que solo reconoce Washington).
Al momento de escribir este editorial, a expensas del pedido de la Presidenta argentina Cristina Fernández, la Presidenta Pro-Témpore de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) Michelle Bachelet citó urgente a los mandatarios en Santiago. No se descarta que otros países repitan la medida solidaria de Venezuela que expulsó al Embajador norteamericano de Caracas. Ecuador por UNASUR y Nicaragua y Honduras (integrantes con Bolivia del ALBA) podrían continuar la medida más independiente de los dos últimos siglos.
Siento vergüenza de mi descendencia de abuelos europeos blancos, porque a la luz de los acontecimientos límites en Bolivia, donde el racismo es el eje, no se puede sentir otra cosa.
Hoy, con el corazón, prefiero perder la “imparcialidad” que el periodismo nos reclama y declarar que me siento profundamente junto a ese sufrido pueblo boliviano. HOY TODOS SOMOS INDIOS.

SEPTIEMBRE 2008-09-13
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