Por Daniel do Campo Spada
Israel
ha marcado un cese del fuego en forma unilateral y en forma lenta y escalonada
comienza a mover sus tropas en retirada. Asesinó a 1.300 víctimas,
500 de ellos niños y dejó herido y mutilados a otros 6 mil palestinos.
Su historia no podrá volver atrás. Se quedaron sin moral para
reclamar por el Holocausto, la AMIA u otros atentados en su contra. Mostraron
que también son criminales y que nuevamente, a pesar de ser el tercer
ejército del mundo, volvieron a perder, al igual que en Líbano
tres años atrás. Dos derrotas militares en tres años
y sus historia con las manos manchadas de sangre. Peor saldo imposible.
La Cruz Roja Internacional dijo que las cifras de víctimas son más
que provisorias, ya que a medida que empiecen a remover escombros, la misma
seguirá creciendo. En la primer topadora que corrió la losa
de un edificio de tres pisos, se encontraron casi 80 cadáveres en el
subsuelo, donde seguramente se habrían refugiado creyéndose
más seguros. Un hecho particular es que las víctimas de las
bombas (muchísimas de ellas de fósforo, expresamente prohibidas
por las convenciones internacionales) eran integrantes de las mismas familias,
ya que estas, prisioneras del horror se juntaban en las casas que, erróneamente,
consideraban seguras. Un palestino, tan anónimo como los cadáveres
que estamos empezando a ver, dijo que sufrió una crisis cardíaca
cuando desde la casa de su suegro en la otra punta de la ciudad, comenzó
a ver cómo las bombas caían sobre lo que era su casa.
Enternecedor fue el relato de una maestra, que al quedarse sola, sin familiares
vivos y sin casa, instintivamente fue hacia su colegio. En los días
siguientes, iban llegando sus alumnos pequeños, que al quedar solos
también buscaban su otro lugar en el mundo que era su escuela. Sin
casa ni familia, lo único que te queda es tu maestra, manifestaba
un niño condenado a ser huérfano por el resto de su vida con
solo diez años. Su pecado es ser palestino. Israel no solo bombardeó
escuelas sino también mezquitas, lo que muestra un claro desprecio
y xenofobia. La Universidad Islámica también fue destruída.
Durante la caída de las bombas, las ambulancias no podían desplazarse,
e incluso se bombardeó un estacionamiento en el cual se encontraban
varias de ellas. Las que no estaban destruidas se iban volviendo inoperativas
por falta de combustibles. Los coches que aún se desplazaban cargaban
los cuerpos de los heridos en los capots y hasta en los techos, para poder
de esa forma llegar a los hospitales que estaban abiertos. Operativos es otra
cosa, ya que no quedaban camas ni camillas, ni anestésicos, ni antibióticos.
Hubo personas que fueron operadas en el piso de un pasillo sin luz eléctrica
soportando el dolor de un incisión mordiendo un pedazo de trapo.
La infraestructura de la Franja de Gaza estaba debilitada desde hace dos años,
donde los israelitas impiden la entrada de barcos por mar, el aterrizaje de
naves o el uso de la frontera con Egipto. Para generar más hambre,
en lugar de contratar palestinos, importan judíos de distintos lugares
del mundo. Desde que los palestinos le dieron el triunfo en las urnas a Hamas,
los israelíes no dejaron de bloquear incluso la ayuda internacional.
Detuvieron al gabinete de unidad nacional porque cometía el pecado
de querer ser una nación libre de los caprichos de Tel Aviv. La presencia
de George Bush en la Casa Blanca le daba la carta blanca que los judíos
de Medio Oriente necesitaban. ¿Cómo no les iba a autorizar hacer
tropelías un gobierno que hizo (en nombre de la libertad)
las peores violaciones a los derechos humanos que se recuerden desde la Guerra
de Liberación en Argelia? Condolezza Rice soñaba incluso con
un Israel que invadiera Irán.
Esa humillación permanente generó en los palestinos las intifadas
o guerras de las piedras y luego la creación artesanal de cohetes que
apenas si causaban algún daño en la población judía.
Sin embargo, ese juego apenas pirotécnico fue la excusa para poner
en marcha una maquinaria militar impresionante y descargar todo su odio racial
hacia los vecinos. No es casual que Israel no participe ni en cumbres ni en
deporte con el resto de Asia, sino que se refugie en Europa sin ser europeos.
Si la intención era derrotar a Hamas, los israelitas han perdido ya
que al igual que hace tres años en El Libano, donde debieron retirarse
sin poder derrotar a Hezbollá, los milicianos siguen intactos. Masacraron
inocentes y generaron un montón de víctimas, que lejos de amedrentarse
podrán ver ahora a Hamas como la herramienta de lucha que les devuelva
la dignidad que necesita todo pueblo que ha sido pisoteado reiteradamente.
Incluso, en el mundo palestino la adhesión a ellos crecerá en
detrimento del otro grupo político, ya que Al Fatah, que controla el
otro territorio que es Cisjordania ha sido criticado de tibio, de no actuar
en defensa de sus hermanos. En Ramallá, viejo bastión de la
OLP día a día crecían las manifestaciones favor de Hamas,
que eran reprimidas por el ejército israelí que está
ocupando el lugar y varios policías del gobierno oficial de Mahub Abass,
quien ha perdido el favor de los ciudadanos por considerarlo entreguista
con Tel Aviv.
La opinión pública olvida facilmente y el poder judío
en los medios es grande. En todo el mundo, incluída la Argentina, tenemos
miedo de hablar mal de Israel, porque sutilmente nos quedamos sin trabajo
o somos tildados de antisemitas. Ese es el reaseguro en el que los dirigentes
de la Comunidad de Tel Aviv se refugian para aguantar los primeros momentos
de repudio internacional, que luego pasarán. Ninguno de ellos enfrentará
un Tribunal Penal Internacional por crímenes de guerra. No hay Nüremberg
para un judío. A punto tal es el manejo informativo, que se habla de
retirada cuando los palestinos siguen sin poder usar su puerto, su aeropuerto
y sin poder tener un ejército. Aún así, Israel no puede
imponer su poder en forma total. De hecho, simula una retirada antes que sea
demasiado evidente lo que fue tapa de ECO Informativo DigiTAL N° 22 cuando
manifestamos que las guerras ya no se ganan con ejércitos.
ENERO 2009-01-19
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