Por Daniel do Campo Spada
A
los 82 años, como consecuencia de un cáncer de pulmón
que lo afectaba desde hacía tres años, el 31 de Marzo de 2009
falleció el primer Presidente del actual período democrático
de la República Argentina, el Dr. Raúl Ricardo Alfonsín.
Sus restos fueron velados durante un día en el Congreso de la Nación
en medio de una multitud que concurrió a darle el último saludo.
Desde dos días antes el entorno del líder radical esperaba el
fatal desenlace ya que una inoportuna neumonía complicaba su delicado
cuadro.
El año pasado ya mostró su decadencia física en los homenajes
que le fueron brindados al cumplirse 25 años del retorno a la democracia
de la cual fue un importante artífice. En el Salón de los Bustos
de la Casa Rosada recibió el reconocimiento de la actual Presidenta
Cristina Fernández, quien le agradeció haber conducido los difíciles
años de la consolidación en la que tuvo que enfrentar levantamientos
militares, paros nacionales y una dura crisis económica. En las renovaciones
parlamentarias (antes eran dos en un período presidencial) fue derrotado
por el justicialismo, que en el 89 derrota al candidato radical Eduardo Angeloz
(ya que no se podía ser reelecto) y ante la inestabilidad de la situación
decidió adelantar la entrega del poder.
En la década del 90, pacta con el Presidente Carlos Menem la modificación
de la Carta Magna, que desde allí permite la reelección por
un período e introduce la figura de Primer Ministro, que terminó
siendo llamado Jefe de Gabinete. Esto último fue impulsado por Alfonsín
en su intento de replicar el sistema republicano francés en el que
el Primer Ministro es una suerte de fusible de primera instancia que debe
rendir cuentas al Parlamento. Aunque la práctica diluyó esta
figura, la Constitución Nacional se encuentra modificada desde 1994,
donde además se permitió agregar un tercer senador por provincia
que debía ser para la minoría. Ello le permitió convertirse
en Senador Nacional, donde protagonizó un escándalo cuando una
cámara fotográfica indiscreta capturó una orden suya
de cajonear (demorar) una Ley.
Aunque tuvo una participación posteriormente limitada se siguió
comportando como un líder carismático de la Unión Cívica
Radical, impulsando en las últimas elecciones presidenciales la alianza
de su partido con el candidato Roberto Lavagna (ex Ministro de Eduardo Duhalde
y Néstor Kirchner) de extracción peronista.
Muerto Ricardo Balbín en los 80, antes del regreso a la democracia,
se convirtió en la figura predominante del radicalismo, convirtiendo
a su partido en la auténtica alternativa en el regreso a la democracia
cuando enfrente estaba un justicialismo dividido entre los políticos
tradicionales, los punteros del Gran Buenos Aires y los sindicalistas de los
principales gremios industriales.
Durante su gestión se le reconoce el mérito de haber iniciado
el Juicio a las Juntas Militares por violaciones a los derechos humanos durante
la pasada dictadura de facto (1976-1983), creando la histórica Comisión
Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP) que encabezó
el escritor Ernesto Sábato y que reunió el grueso de la información
con la que aún hoy se lleva a los tribunales a muchos uniformados.
Un levantamiento militar posterior encabezado por Aldo Rico lo obligó
a retroceder y detener los juzgamientos a los subalternos responsables de
tortura, asesinato y desaparición de personas (muchos de ellos niños).
La por entonces poderosa Confederación General del Trabajo (CGT) que
conducían el cervecero Saúl Ubaldini (que también murió
de cáncer de pulmón en el año 2006, cuando tenía
69 años de edad) y el metalúrgico Lorenzo Miguel (fallecido
en 2002) lo enfrentó con doce paros nacionales, al entender que Alfonsín
aplicaba las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI) , donde incluso
quiso imponer la denominada Ley Mucci que quiso imponer su Ministro de Trabajo
Antonio Mucci que permitiría la libre afiliación rompiendo el
concepto de sindicato único. La intención radical era la de
quebrar la hegemonía peronista en la clase trabajadora, que a la sazón
se comportaba como la única oposición que tenía ya que
el justicialismo se encontraba totalmente desarticulado en sus peleas internas.
También recibió la ofensa de una Sociedad Rural Argentina (SRA)
que en 1988 lo silvó durante todo su discurso y un año después
le dió el mencionado golpe económico reteniendo los dólares
de las exportaciones provocando una corrida inflacionaria. Hoy, sus correligionarios
defienden los intereses de quienes en aquella jornada lo insultaron en una
total falta de respeto a la investidura presidencial. Los mismos que un año
después vitoreaban a Carlos Menem. Aunque en una reunión privada
le dijo al por entonces Presidente Néstor Kirchner que tuviese cuidado
con los terratenientes,
Fue presa de la soberbia de los jóvenes de su partido, una generación
llamada del 83 que en ese año se movió como si el
radicalismo hubiera llegado al poder por cien años como
decían sus consignas. No los supo parar y le comieron la base. Le consiguieron
enemigos en donde no los tenía, indiferencia en quienes veían
con simpatía sus discursos, quedando en solitario ante una derecha
vernácula que luego impuso al menemismo barriendo cualquier intento
de una política distinta.
Sin duda que como principal mérito ha tenido el de sortear el momento
mas complejo de la democracia, que fue el inicio, con un sociedad lastimada
y desacostumbrada a vivir en paz.
ddocampo@tvmundus.com.ar
MARZO 2009-03-31
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