Por Daniel do Campo Spada.
Cuando uno va hacia los cincuenta años sobre esta vida y ejerce la
profesión desde los 14 años, ya ha acumulado muchas madrugadas
históricas. No vamos a correr el riesgo de enumerarlas ya que en el
apresuramiento se puede cometer una injusticia importante. Pero no cabe duda
que a las 2,30 hs de la madrugada del sábado 10 de Octubre de 2009,
en las redacciones éramos conscientes de estar viviendo una
de esas madrugadas que quedarán en la historia y que seguramente marcarán
el futuro. La gente en la plaza festejando, bailando, sonriente. No hay ganas
de irse a dormir porque nadie quiere despertarse de lo que parece el mas lindo
de los sueños.
El desafío de que ese sueño que la Coalición
de agrupaciones sociales comenzó a trabajar hace cinco años
en los denominados 21 puntos se hiciera Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual parece una utopía convertida en realidad. Además,
las negociaciones que el oficialismo debió hacer en la Cámara
de Diputados mejoró y en mucho el Proyecto original. Por ejemplo, se
le dio lugar a los Pueblos Originarios, auténticos dueños de
este territorio y se frenó la posibilidad de que las telefónicas
pudieran ingresar como prestadoras de servicios, lo que hubiera creado una
peligrosa integración vertical con posibilidad de monopolio.
Muchos ensuciaron la cancha. La actitud en el último año del
Grupo Clarín fue lamentable. Con solo visualizar un número al
azar de su producto insignia (el diario), era visible el encono desmedido,
muy lejos de la integralidad periodística, con el gobierno que se había
atrevido a discutir el auténtico poder político en la sombra
desde que en los 70 empezó a consolidarse como el principal holding
periodístico (en clara alianza con el gobierno de facto del General
Videla). Su amplia red de medios notorios (Radio Mitre, TN, Canal 13, TyC,
para nombrar solamente los de la Ciudad de Buenos Aires) logró instalar
en el público la idea de que muchos se oponían.
En realidad era un solo grupo con casi trescientos tentáculos en todo
el país (entre cadenas de cable, canales, radios y diarios). Eso es
un oligopolio, que en muchos pueblitos se convierte en monopolio.
Gran parte de la clase política se ilusiona con tener de padrino a
un multimedio. El glamour de las cámaras, micrófonos o tapas
de diarios hacen temblar a mas de un dirigente. Es un camino fácil.
Un par de resignaciones y ya es potable. ¿Que pasará
ahora? En solo dos meses perdió el monopolio de la transmisión
de los partidos de fútbol y ahora sale una ley que mostró que
no es invencible. Alguien (muchos) se atrevió a desafiarlos y les dobló
el brazo, con todos los medios en contra.
Muchas madrugadas han sido amargas y al día siguiente costaba levantarse.
Pero en esta oportunidad, ¿quién quiere irse a dormir y perdernos
este sueño?
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OCTUBRE 2009-10-10
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