Estados Unidos comenzó
el cerco sobre Siria.
FOTO DE AIN. Feria Internacional del Libro de Damasco de
la que la prensa hegemónica ni habla.
Por Daniel do Campo Spada.
La mecánica es siempre la misma. Se elije un país rico en
energía o alimentos que no tenga un gobierno títere de la Casa
Blanca y se pone en marcha un plan que se repite en forma casi idéntica.
Primero un conflicto o incidente, que a continuación permita una supuesta
manifestación popular, que necesariamente debe ser reprimida. Desde
allí se arma con los medios de comunicación hegemónicos
una demonización del líder enemigo que justifique un gran despliegue
militar que termina en invasión. Después se explota el suelo
y se empobrece hasta la miseria a su población. Solo por tomar los
últimos casos, tenemos Afganistán, Irak y ahora Libia, y desde
hace algunas semanas hay que agregar a Siria como la próxima víctima.
Todavía persiguen a un Kadafi escurridizo en desiertos imaginarios
de una Libia ocupada por la OTAN con la pantalla de sicarios locales, pero
ya han comenzado el avance sobre Damasco, donde su Presidente Bachar El Asad
ofreció reformas constitucionales importantes tras los primeros incidentes
con algunos muertos en las calles en cifras que nadie puede confirmar pero
que los medios de comunicación occidentales ya se encargan de citar
en miles. Cualquiera sea la modificación que haga el gobierno sirio
no importará porque la decisión fue tomada. Siria debe caer
en las garras de Washington. Ningún cable excepto de algunas agencias
como AIN (Agencia Islámica de Noticias) habla en estos días
de la Feria Internacional del Libro que se inauguró en la capital.
Solo llegan y van a seguir llegando informaciones de represiones que nadie
puede confirmar.
Las redes sociales juegan un papel esencial, donde supuestos sirios cuentan
atrocidades que lógicamente generan la adhesión mundial que
siempre se siente ante las víctimas, aunque nadie pueda confirmar si
estas existen. Twitter (microblogs), Facebook (red social) y You Tube (videos
autopublicados) empiezan a llenar las computadoras y celulares de ciudadanos
que en el mundo ven horrorizados como soldados disparan sobre civiles desarmados.
Esto lo usaron en la previa del golpe en Venezuela, como también lo
hicieron en las invasiones mencionadas. Desde allí solo apelan al espíritu
americano que necesita poner en funcionamiento la mayor maquinaria militar
del mundo. No solamente el presupuesto bélico de los norteamericanos
es superior al del resto del mundo sumado sino que hoy por hoy es el único
motor de una economía deficitaria que tiene más del 10 % de
desocupación. La guerra es un recurso rápido que nadie discute
cuando tiene miedo. Un temor que la televisión se encarga de crear
desde el país con la mayor industria cinematográfica de ficción
que jamás haya existido.
Afganistán es mas probre de lo que era originalmente e Irak, a pesar
de la dictadura de Sadam Hussein (que estados Unidos había apoyado
oportunamente) tenía un importante desarrollo educativo, científico
y comercial que ha perdido definitivamente con cifras increíbles. Un
millón de iraquíes muertos por balas extranjeras, sumisión
a la esclavitud, humillación permanente, cuatro millones de personas
sin casas y el robo de su patrimonio cultural (sus grandes bibliotecas y museos
fueron saqueados por expertos que entraron junto a las tropas de invasión).
En Libia, demonizaron a Muhamar El Kadafi después de haberle perdonado
el atentado de Lockerbie en el que murieron más de 200 personas. Claro
que antes de derrocarlo como acaban de hacer, le quitaron su dinero depositado
en Europa tras haber rescatado en los últimos años empresas
decadentes de los mismos países que ahora se reparten sus despojos
petroleros. Italia, Francia, Gran Bretaña, Alemania y Estados Unidos
recibieron oro y petrodólares a mano llena. Cuando fue suficiente fueron
por todo y Exxon, Shell, Chevron, BP, Texaco y Total se encargarán
de sacar hasta la última gota de petróleo. Mientras tanto, el
país del norte africano que gozaba del mejor nivel de vida del continente
caerá a niveles que ya ni recuerda cuando hace cuarenta años
logró sacarse de encima a la monarquía (que piensan restaurar).
Empresas como Halliburton, Blackwater y otras contratistas globales necesitan
negocios, tienen sed de dinero y para ello precisan la destrucción
de una nueva víctima que es Siria. Mientras, China y Rusia miran en
silencio.
do Campo Spada, 2011 (C)
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SEPTIEMBRE
2011-09-12
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