Por Daniel do Campo Spada.
Con el 50,7 % el candidato del oficialista Partido Socialista Unificado
(PSUV), Nicolás Maduro, obtuvo un ajustado triunfo en las urnas superando
a otros candidatos entre los que se destaca el ultraderechista Henrique Capriles
que llegó al 49,6 % de los sufragios. Disponiendo del mejor sistema
de votación del mundo, casi 15 millones de ciudadanos expresaron su
voluntad. La tranquilidad que el resultado ha dado al resto del continente
demuestra que percibimos cada realidad electoral como si se tratase de una
provincia de la Patria Grande.
Maduro, un ex chofer de autobuses de Caracas y ex sindicalista cumple con
la primera parte del mandato póstumo del líder de la Revolución
Bolivariana, el Comandante Presidente Hugo Chávez Frías quien
ante la gravedad de la enfermedad que lo aquejaba lo unjió como su
sucesor. Con una historia militante sólida, una fidelidad chavista
que quedó de manifiesto en los días del golpe que la derecha
dió en 2002 y una capacidad de expresión oral en público
destacable, se convierte en algo más que un simple sucesor. Empieza
la era de Maduro, destinada a dar a la segunda gran etapa en la revolución
socialista caribeña. Además, a mitad de año asumirá
la Presidencia Pro Témpore del Mercosur, bloque al que después
de mucho gestionar ingresó recientemente, en lo que es un resultado
claro de su gestión como ex canciller de la República.
Henrique Capriles, quien había vuelto a gobernar el Estado de Miranda
se tuvo que calzar nuevamente la casaca de candidato de la ultraderecha, la
misma que quiere dar un golpe de Estado con apoyo de Estados Unidos. En el
2002 la reacción popular terminó con la sedición en solo
48 horas en la que tuvieron participación los empresarios y algunos
militares de las antiguas camadas. El candidato participó activamente
en la toma de la Embajada de la República de Cuba. Durante la campaña
no dudó en enviar mensajes amenazadores al resto de los países
de la región. En el caso de la Argentina manifestó que le debía
a su país la cifra de 13.000 millones de dólares en concepto
de pagos petroleros. Inmediatamente el canciller Elías Jaua en una
visita relámpago a Buenos Aires desmintió totalmente esa versión
aclarando que nuestro país paga con tecnología y alimentos.
Si hubiera ganado habría abandonado el concepto de Patria Grande.
Los observadores internacionales han sido fundamentalmente los de la Unión
de Naciones Sudamericanas (UNASUR), uno de los bloques con los que se busca
armar una sola nación regional (los otros bloques son el Mercosur y
la CELAC). En el primero y el último Venezuela ha sido la gran gestora
e impulsora. A diferencia de la aislada República del Paraguay (solo
apoyada por Estados Unidos, Canadá y la España monárquica)
el Gobierno de Caracas dio participación efectiva a todas la naciones
hermanas. No es un gesto más.
La Comisión Nacional Electoral (CNE) dispuso un sistema digital y físico
inviolable y elogiado por los técnicos como el mejor disponible en
la actualidad a nivel mundial. Por ello, casi 15 millones de votantes pudieron
votar casi sin formar cola, ya que cada sufragante solo demoraba 7 minutos
en emitir su voluntad. Ello fue acompañado por la total tranquilidad
de los votantes, según confirmó el Ministro del Interior y Justicia
Néstor Reverol.
Mas allá de que se descontaba el triunfo socialista hasta que las urnas
no se abrieron existía el temor de un interrupción de esta etapa
que, en el caso de Venezuela, ha sido ratificada 17 veces en 18 oportunidades
en los últimos catorce años. Una pequeña deuda con Chávez
ha sido cumplida.
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do Campo Spada, 2013 (C)
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ABRIL 2013-04-14
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