Cristina Fernández dio
uno de los discursos más valientes
de su gestión
contra la Justicia corporativa.
FOTO: TÉLAM
Por Daniel do Campo Spada.
Nadie, por más opositor que sea, puede negar que la Presidenta Cristina
Fernández es una de las políticas que junto a Juan Domingo Perón
y Raúl Alfonsín, mejor ha dominado las técnicas de la
oralidad. Por ello, nada es para desperdiciar en su discurso que con motivo
del Día de la Bandera, en honor a Manuel Belgrano, dio en la ciudad
de Rosario. Para el 2015, má que Presidenta. Quiero ser jueza
y no una jueza importante. Con cualquier juzgadito federal en cualquier lugar
del país me alcanza. Total, con un papel y una lapicera hago lo que
quiero con las leyes y el Parlamento. Y encima me busco un Presidente gil
que me pague el sueldo y gobierno sin que nadie me pida explicaciones,
manifestó casi al cierre, el punto más alto a pocas horas de
que la Corte Suprema mostrara sus dientes antidemocráticos.
¿Cómo pueden temerle al voto popular? dijo Fernández
en referencia a la declaración de inconstitucionalidad de la Reforma
del Consejo de la Magistratura que la Suprema Corte de Justicia (con la honrosa
excepción de Raúl Zaffaroni) dio a conocer. Al continuar las
cosas de tal manera los jueces se siguen eligiendo entre ellos al margen de
la realidad del resto de la ciudadanía. No pagan impuestos, no presentan
declaraciones patrimoniales, viajan a expensas de corporaciones sin tener
que dar explicaciones y por supuesto fallan siempre en favor de las grandes
empresas sin que nadie les haga rendir cuentas. Demasiado para uno de los
poderes de la República, el único en el que los ciudadanos de
a pie no podemos opinar, porque encima hasta podemos ser pasibles de alguna
sanción por desacato a la autoridad.
En los primeros tramos le habló a la Provincia de Santa Fé que
ha crecido como pocas gracias a las políticas económicas nacionales,
a pesar de que el poder ejecutivo local esté en manos del socialismo
de derecha (cuyo Gobernador Bonfatti, casualmente se encontraba
en visita a las Naciones Unidas). Al mismo tiempo es uno de los distritos
con el poder policial y judicial más corrupto del país, arietes
necesarios para el tráfico de drogas, la trata de personas y la evasión
fiscal en la que se destaca sobre todo la ciudad rosarina. Pero casi al cierre
y tras reivindicar la figura de Manuel Belgrano volvió sobre el escandaloso
fallo de la Corte Suprema.
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do Campo Spada, 2013 (C)
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JUNIO 2013-06-21
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