EDITORIAL Luz |
Es imperiosa la estatización de las
compañías eléctricas.
Por Daniel do Campo Spada.
Desde el temporal del 14 de diciembre de 2013 hasta entrada la primera semana
de enero de 2014, la Argentina atraviesa en su zona pampeana y rioplatense
la peor ola de calor en un siglo. Prolongadas jornadas con calores extremos
que han llegado 44° de sensación térmica en la Ciudad de
Buenos Aires colpasaron el sistema de distribución eléctrica
en manos privadas desde la noche neoliberal. Aunque a nivel producción
el Estado Nacional aumentó su capacidad energética a casi 40.000
MW, la infraestructura no alcanza mas que a transportar 24.000 MW, momento
en el que se interrumpe el servicio. Las fiestas y el mes de mayor demanda
(fundamentalmente en los rubro alimentación y refrigeración)
fueron el componente que aportaron al malestar que se ha vivido durante 20
días con fuerte impacto económico tanto a nivel familiar como
comercial.
Paradojalmente una de las empresas distribuidoras, EDENOR, fue la acción
estrella en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires al dar un crecimiento del
265,7 % en solo un año1. Incluso superó al volumen global del
índice Merval (la segunda mejor bolsa del mundo detrás de la
de Caracas) que llegó al 40 % y superando varias veces a las acciones
que llegaron al 87,2 %. Sin embargo, mientras algunos de sus directivos pasaban
las fiestas en Punta del Este, muchas familias de la Capital y el Conurbano
bonaerense vieron perder sus mercaderías navideñas derretidas
en sus heladeras, al tiempo que en algunos reenganches se quemaron heladeras,
computadoras, equipos de audio, televisores, etc. El usuario puede pedir un
resarcimiento, pero la experiencia popular indica que cualquier mínima
boleta de compra en la que no coincida el nombra del comprador con el titular
de la boleta es suficiente para desconocer el resarcimiento. Los comercios
chinos indicaron que han perdido en mercaderías y equipos cerca de
500 millones de pesos.
En los momentos de mayor demanda, incrementada en los últimos años
por el mejoramiento de las economías familiares y la adquisición
de equipos nuevos, llegaron a quedarse sin servicio hasta 100 mil hogares
en forma simultánea. Eso, aunado a las altísimas temperaturas
crearon en la Capital Federal una situación de caos que se pretendió
paliar con la presencia de muchos gendarmes y militares de ejército
que intrumentaron la distribución de agua potable en bolsas o la instalación
de algunos grupos electrógenos aislados, considerando que la falta
de energía eléctrica vuelve inviables a los modernos edificios
que han invadido la geografía porteña de la mano de la burbuja
inmobiliaria. Pero como la magnitud del fenómeno fue tan descomunal,
la presencia de asistencia así como las supuestas 1.700 cuadrillas
de EDESUR y EDENOR que el Ministro de Infraestructura Federal Julio De Vido
dijo que había en la calle no sirvieron de mucho. La Ministra de Seguridad
de la Nación, María Cecilia Rodríguez, aseguró
que se desplegó un operativo especial para evitar saqueos nocturnos
que afortunadamente no ocurrieron.
El Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires aprovechó
las circunstancias para mostrarse al frente de la emergencia. Para ello posó
con algunos colaboradores en un mensaje televisado por los principales medios
de la derecha que lo transmitieron como si fuera en cadena. Culpó al
Gobierno Nacional por la inoperancia en la situación, pero se negó
a responder la pregunta que un colega del canal CN23 le hizo por la presencia
accionaria en EDESUR de su amigo y socio Nicolás Caputo. Ignoró
el cuestionamiento y reiteró que estaba trabaando en alerta permanente
con su equipo. Tres horas después fue sorprendido por el fotógrafo
free lance Marcelo Martínez en el Aeropuerto de Bariloche adonde había
concurrido con un avión privado para reunirse con su familia y seguir
sus vacaciones en Villa La Angostura, uno de los destinos más exclusivos
en todo el país. Tras el escámdalo de intentar sobornar al reportero
gráfico luego de haberle conminado a decirle para quien trabajaba o
quién lo había mandado, retornó a la ciudad para evitar
un escándalo. Como en otras ocasiones, todo iba a quedar en manos de
María Eugenia Vidal mientras él descansaba.
Son muchas las voces que insisten en la necesidad de estatizar la distribución,
ya que los empresarios han mostrado su impericia para prestar un mínimo
servicio aún a pesar de los fuertes subsidios que presta el Estado
Nacional. Como ya ocurrió con Aerolíneas Argentinas (en manos
de Antonio Matta, socio del showman Jorge Lanata), el Correo Argentino (que
explotó sin pagar el correspondiente canon el propio Grupo Macri),
los Ferrocarriles y la frutilla del postre que es la petrolera YPF (que en
un solo año de gestión estatal duplicós la ganancias).
Los dueños o accionistas privados comprar el discurso de los medios
de comunicación de la derecha, en el que todo parece estancado y en
retroceso. Sin embargo, cuando se prenden las mediciones algo indica que la
inclusión social deja de ser algo solamente discursivo. También
se traduce en un mayor acceso a electrodomésticos y elementos de confort
que los mensajes contrarios a la realidad del país niegan.
Aunque en un año no se solucionarían los problemas de desinversión
de casi una década es imperioso que el Gobierno Nacional que tiene
en el Jefe de Gabinete a un Jorge Capitanich con aspiraciones presidenciales
para el 2015 tome el toro por las astas, porque cada año este aumento
se empeorará por inacción.
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do Campo Spada, 2014 (C)
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ENERO 2014-01-11
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